Loco Hierofante: la locura genial de Loco Tequila, convertida en arte y misticismo

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Hablar de tequila es evocar a México, a la tierra volcánica de Jalisco, a nuestras tradiciones. Hablar de Loco Tequila es reconocer esa locura genial, esa autenticidad radical y esa creatividad trascendente que lo posicionan como algo sublime. De esa filosofía nació Loco Hierofante, que va un paso más allá: adentrarse en un universo donde el tequila se transforma en una obra de arte.

Loco Tequila

El Hierofante es aquella figura que guía lo terrenal a lo divino, por eso fue elegido como el nombre perfecto que acompaña esta obra, donde cada sorbo es una revelación y un encuentro entre lo físico y lo eterno.

Loco Tequila
Luminis, encuentro entre la tierra, el sol y el agave consta de 25 piezas certificadas y numeradas

Loco Hierofante es una obra de arte creada por tres talentos artísticos que, en conjunto, lograron materializar un nuevo concepto de exclusividad. Es una obra de arte tripartita: Alberto Navarro, maestro tequilero y creador de Loco Tequila, fue el responsable de convertir el agave en arte líquido; el artista Jan Hendrix, dio forma a los Diafanes y Crisoles, esculturas de luz y sombra donde se resguarda el elíxir; y el orfebre contemporaneo Iker Ortiz, se encargó de diseñar la base y el tapón, fabricados en acero y Corian, que protegen el secreto de Loco Hierofante.

Jan Hendrix
Jan Hendrix, artista neerlandés-mexicano, creador de los Diafanes y los Crisoles, esculturas de luz y sombra donde se resguarda el arte liquido

Cada objeto es una clave; cada instante, un recordatorio de que Loco Hierofante representa la trascendencia de lo material a lo espiritual. Cada pieza —Crisoles, Diafanes, orfebrería y arte líquido— conforma una obra integral, donde lo humano se entrelaza con lo divino y cada elemento se convierte en parte de un todo artístico. Loco Hierofante va mucho más allá de ser solo un espirituoso: es una escultura viva que trasciende lo sensorial e invita a quienes lo experimentan a sumergirse en un viaje astral.

Alberto Navarro
Alberto Navarro, Director General, creador y Maestro Tequilero de Loco Tequila, mostrando la textura de Umbra

Los artes líquidos del maestro Navarro que forman parte de esta obra maestra se llaman Luminis y Umbra: dos tequilas muy distintos en paladar, pero que logran ese trascender a lo espiritual. Luminis surge de la pureza del suelo volcánico de El Arenal y encarna el equilibrio entre sol, tierra y agave, cuya selección da lugar a un destilado que se transforma en una joya.

Iker Ortiz
Iker Ortiz, orfebre contemporáneo mexicano, diseñó la base y el tapón, piezas que coronan el arte líquido

Por otro lado, Umbra es un destilado en el que cada etapa se convierte en ritual y vivencia. Al madurar pacientemente se vincula con la divinidad por medio de la participación de los ángeles. Durante ese tiempo parte del néctar se entrega al cielo, y en el plano terrenal queda el resultado de ese enlace místico. Este proceso refleja un orden cósmico, en el que el tiempo moldea y equilibra cada gota, revelando un líquido que despierta los sentidos con complejidad profunda y armonía trascendente.

Loco Tequila
Diafán, cilindro contenedor, lo que deja pasar la luz con misterio

Ambos líquidos permiten maridajes excepcionales, donde el dulzor, la madera, la mineralidad y la frescura dialogan con la suavidad del agave. Cada edición de Loco Hierofante está certificada, numerada y limitada a solo 25 piezas, convirtiendo estas obras de arte en un legado. Ser parte de este universo implica ingresar a Eón Hierofante, un círculo exclusivo en el que cada socio se hace acreedor a un servicio de concierge personalizado, a través del cual se otorgan los beneficios de la membresía, como la recarga de Crisoles, la posibilidad de acceder antes que nadie a nuevas ediciones, innovación de Loco Tequila, cenas privadas, exposiciones con artistas invitados y experiencias exclusivas.

Loco Tequila
Máquina del ritual de vinculación que reabastece los Crisoles con el arte líquido

Pertenecer a Eón Hierofante es formar parte de un selecto grupo, travesía que inicia con un ritual en Casa Loco. Más allá de los privilegios, el verdadero valor está en ser guardián de una obra de arte viva en la que cada pieza aporta al diálogo entre lo humano y lo divino.

Por: Jeimy Dueñas

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