La historia del automovilismo en México no se puede entender sin La Carrera Panamericana. Esta celebra su 35 aniversario en 2023 y se llevará a cabo del 13 al 19 de octubre empezando en Veracruz y terminando su última etapa en Monterrey.
La Panamericana se empezó a correr en 1950 pero se suspendió en el ’54. Después en 1988 resurgió al ser promovida, en su llamada “etapa moderna”, entre otros entusiastas, por Pedro Dávila y Eduardo de León.
Las salidas y metas han cambiado a lo largo de los años en diferentes ciudades de México, aunque siempre se va del sur al norte del país. La ruta cambia cada año y se recorren de 3600 a 4000 kilómetros en siete días, en una competencia tipo rally.
Este año la ruta es: Veracruz-Oaxaca, Oaxaca-CDMX, CDMX-Querétaro, Querétaro-Guanajuato, Guanajuato-Aguascalientes, Aguascalientes-San Luis Potosí, San Luis Potosí-Monterrey.
En su logotipo, esta tradicional competencia incluye el slogan “The Ultimate Road Race”, ya que se trata de una carrera única, con el mayor recorrido en todo el mundo, que se lleva a cabo en carreteras públicas.
High & Beyond entrevistó al driver Diego Cándano, competidor en nueve ocasiones consecutivas de la carrera, quien define la Panamericana como: “una joya”, “un caramelo”, “la mejor semana del año”, “la carrera más mágica”.
Además de la tradición que tiene en México, es la única que se lleva a cabo en carretera abierta con la característica de que se cierran aquellas vialidades por donde pasan todas las fases de la carrera y en la que se busca ir a toda velocidad. Actualmente, hay carreras como la Mille Miglia, la Targa Florio y algunas otras que poseen un circuito para llevarse a cabo y son consideradas más de exhibición que deportivas.
Diego no duda en decir que la Panamericana se vive adentro y afuera del coche es decir; cuando se está concentrado en la estrategia, la velocidad y la ruta al interior y cuando, durante un tramo de enlace, se tiene la oportunidad de disfrutar de los paisajes, la gente, la cultura, los climas y el entorno natural de cada ciudad y estado del país por donde se transita, en el exterior.
“Es una belleza, puedes ver cañones, desiertos, reservas naturales, mientras vas haciendo la carrera. Además “la Pana” tiene un valor agregado que es la camaradería entre los participantes, la calidez de los mexicanos, y el espectáculo itinerante que es la carrera en cada una de sus etapas a lo largo del país”.
El entrevistado está convencido de que ésta es una “carrera de lunáticos”: “no hay ninguna curva igual, todo el tramo está lleno de sorpresas, las condiciones son muy cambiantes, en la carretera te puedes encontrar piedras, perros, lluvia, vacas… ¡de todo! entonces, todo el tiempo es adrenalina y reto”.
Asegura que los pilotos y copilotos de esta carrera tienen un perfil muy particular, hay una atracción -dice- por la rebeldía y el sufrimiento que ocasiona esta carrera (por lo extenuante que es a nivel físico, mental y emocional). Para él, personalmente esta carrera le ayuda a vivir el presente, “puedo vivir realmente el presente y lo logro arriba del coche, en esa carrera espectacular”.
Este reconocido driver comenta, con mucha alegría: “de los años que llevo corriendo nun- ca nadie ha abandonado la carrera por voluntad propia (han habido abandonos por graves fallas mecánicas o choques), ni un solo competidor, en esa semana del año tienes coches, cuates, paisajes, diversión, adrenalina. O sea, es una fórmula perfecta.”
Diego comenta que la carrera, con sus características y peculiaridades, a él le parece la manera más pura que ha encontrado de vivir el presente, es decir estando atento a lo que ocurre minuto a minuto, pero viviendo ese presente al interior de lo que él llama una “cápsula del tiempo” es decir, dentro de un auto clásico.
En su caso, corre en un modelo 1974, de 6 cilindros, con caja de velocidades original, motor 3.6, con 1050 kilos de peso y que alcanza una velocidad punta de 204 kilómetros por hora. Compite en la categoría “Histórica B plus” y cuyo nombre es “Aquiles”.
Diego es un piloto que ha preferido no modificar ni modernizar tanto su auto, ha mantenido su estructura y funcionamiento original, ha podido colocarse en el Top10, de la carrera durante los últimos años. Es común que los participantes modifiquen sus autos clásicos para ser más competitivos en el rally, pero para él es un orgullo participar e ir a toda velocidad en un auto antiguo (en el que incluso, no hay aire acondicionado ni dirección hidráulica).
Nuestro entrevistado invita a cualquier persona que quiera vivir la experiencia de la Panamericana a que disfrute de esta oportunidad, “es una carrera con mucho misticismo alrededor, es la única que aún se corre en carreteras, que no está tan reglamentada. Yo siempre les digo que quien tenga la cosquilla de correrla ¡que lo haga! hay muchas trabas y, si eres extranjero, puedes tener varias barreras, pero si te atreves y lo logras, las recompensas son enormes”. También entra en juego el tamaño del país que te ofrece una cantidad impresionante de paisajes y climas que se pueden tener a lo largo de la carretera, es algo que ninguna otra ruta permite”.
Por Lariza Montero